Lupe está organizando el compromiso con Juan. Dice que después de un matrimonio complicado, varios años sola con sus hijos, finalmente encontró al hombre que estaba buscando. Se llevan muy bien. Aún no han convivido. Han compartido temporadas juntos con los hijos de ella, dos adolescentes. Ella dice que se llevan estupendamente con Juan.
Los hijos en las relaciones. Cómo manejar o lidiar adecuadamente con ellos antes de que nazcan, cuando se inicia otra relación.
Carmen está muy clara. Afirma que ella prefiere no ponerles un padre a sus hijos y está sola desde que se separó.
Carlos ha tenido varias relaciones pero los hijos los tiene su exmujer.
Cuando establecemos una relación, los hijos son producto de la relación. Acordados o no, no es una casualidad que vengan a este mundo.
Cuando la relación tiene hijos, la pareja amplia sus roles y asume un nuevo reto. Aunque ya lo ha estado haciendo desde un principio. Los hijos mantendrán esta relación después que se haya terminado la interacción de pareja sentimental y es una decisión que se toma consciente o no cuando se decide tener hijos.
Cuando llega a la relación el nuevo integrante, hay que tener claro cuál es su posición en la relación que ha existía. De esto va a depender que la pareja siga manteniendo sus prioridades. El recién nacido tiene necesidades básicas y de ser bien asistidas ese primer año la pareja puede seguir centrándose en ella misma, salvo las horas que hay que dedicarle al bebe.
Puede ser que la madre volque su atención al recién nacido, olvidándose de su pareja, o las circunstancias en las cuales hayan decidido traer un hijo al mundo sean limitadas lo que dificulte la relación por los problemas que se generan de los compromisos asumidos.
Cuando hay una separación la forma adecuada de gestionarlo, es hacer saber a los hijos que los padres van a separarse pero van a seguir asumiendo el compromiso con ellos y que tendrán una comunicación. Asomarles la posibilidad de que en un futuro retomen sus vidas con otras personas pero que la relación con ellos así como la relación con el otro padre se mantendrá. Esto facilitaría el desarrollo sano del hijo pero también sus futuras relaciones de adulto.
Sin embargo esto no es así. No nos planteamos tener una relación, no asumimos las responsabilidades que implican nuestras elecciones. Traemos otras personas al mundo y alimentamos los patrones que sustentaron nuestras elecciones. Estas personas van a crecer repitiendo las mismas elecciones y así por sécula seculorum.
¿Se puede romper con este patrón?
Se rompe. Llega alguien al sistema familiar para poner un orden solo que no nace en todas las generaciones.
El acto de hacer consciencia es darse cuenta de los propios actos y todo el mundo independientemente de su condición tiene el poder de hacerlo.
A lo largo del trabajo con mis clientes he observado como niños pequeños tienen conciencia y razonan mejor que sus padres.
Cuando mi hijo de siete años me dijo que no se casaría nunca porque no quería tener problemas me di cuenta de que algo tenía que hacer. hoy en día tiene más tiempo casado que yo con su papá. Aún tiene una brecha que cerrar en las relaciones y lo está haciendo viviendo la experiencia
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