MARTHA MARTINEZ FACILITADORA DE HERRAMIENTAS DE AUTOAYUDA

Plaza Altamira, Caracas Pico Espejo, Mérida Las historias son interminables en las oficinas de registros públicos. “me voy porque quiero oportunidades laborales. Me voy porque no quiero morir de un tiro. Nos vamos porque nos secuestraron, estoy cansado de las colas. Me voy porque…” Para los que lo hicieron en el pasado saben que irse de un país no es fácil, después de elegir lo que vas a llevar y lo que no vas a llevar, hay cosas que definitivamente no puedes llevar. Las personas que se quedan, los momentos buenos o malos que viviste, las primeras veces, las costumbres, ese atardecer en donde te pidieron la mano, el día que te graduaste, casaste, tuviste los hijos, se murió alguien querido. Cuando te montas en un avión y cruzas el mar o el continente para quedarte a donde llegues, dejas muchas cosas que forman parte de la historia detrás de la experiencia de irse de un país. El olor a café por las mañanas, la tierra cuando llueve, la luz del día cuando amanece

Después de muchas rupturas, decepciones, separaciones, traiciones, falsas ilusiones, esperanzas perdidas, se encuentra el corazón de alguien en la etapa de la vida al final de la madurez. Esa navidad por diferentes circunstancias, sobre todo internas, la pasaba sin ninguna otra compañía que sí mismo. Cuando amaneció decidió no pensar mucho. Salió temprano hacer las compras necesarias puesto que el día siguiente todo estaría cerrado y tampoco quería encontrarse con personas comentando y preguntando sobre lo que hicieron la noche anterior. En cada tienda que compro, cada persona le deseo una feliz navidad, lejos de sentirse alegre, se molestó, “qué les pasa, este es un día como cualquiera” Había mucha actividad en la calle así que regresar a la casa resultó ser todo un desafío, decidió que prefería dejar de comprar algunas cosas que eran necesarias con tal de evitar las aglomeraciones de gente riendo y festejando. Al llegar a su casa, tuvo que esperar a que unos vecinos mo