MARTHA MARTINEZ FACILITADORA DE HERRAMIENTAS DE AUTOAYUDA

  Magda cumplió cuarenta. Ha pasado casi toda su vida pensando en esta etapa y ahora está en el momento que más temía. Afirmaba que era lo que no quería al llegar a este momento. En su parloteo, se quejaba criticando a aquellas mujeres que conoció en el pasado por haber tomado las decisiones que ahora ella quince años después, tomó. Sus temores la llevan a ver un futuro muy negro y con esos planteamientos busca orientación. No estaba como ella se veía. Una mujer estable, con una posición profesional y económica favorable. Viajaba por trabajo. Se daba gustos caros. Estaba concentrada en lo que no tenía y vista su realidad desde esa perspectiva lo que tenía se veía disminuido. Las terapias le ayudaron a evaluar sus valores y replantearse sus conceptos para darse cuenta de que se descalificaba. Por qué sufría por aquello que no buscaba era la incógnita. Cierto día, al pasar el tiempo de terminar con las terapias me escribe. Estaba esperando su primer hijo. La felicito y le p

  Rebeca es una mujer antagónica. Muchos hombres dirían que las mujeres lo somos. Combativa, siempre llevando la contraria. Cierta vez, se encuentra con la horma de su zapato. Gerardo, es un hombre muy controvertido. A todo le pone un, pero. Quien iba a imaginar que este par terminaría siendo pareja. Fue un romance muy atípico. Se conocieron en un viaje y ambos vivían en diferentes países. Los primeros meses fueron idílicos, aunque la relación fue sobre todo virtual. Él fue el primero que dijo que tenían que definir la relación y aunque ella no estaba segura, acepto. Agarró sus chacharas y cruzó el atlántico, no sin antes poner sus condiciones que en un principio él aceptó. Él vivía solo, pero con una madre que tenía la llave de su casa. Lo primero que hizo Rebeca fue poner en su lugar a la señora. Al principio, él toleró las nuevas normas impuesta por su mujer que aún no lo era porque no se habían casado. Tenían tres meses viviendo juntos cuando se armó el primer zafarranch

  El reloj suena como era costumbre, pero esa mañana, no se despertó. Había olvidado el sonido de la alarma que los últimos 20 años lo despertaba al despuntar el sol. Aún pasa media hora antes de espabilarse y recordar que a partir de ese día retomaría la cotidianidad. Ir a una oficina pública y estar ahí hasta las 4 pm. Mientras se viste una sensación lo embarga, siente que pasaron años. Al llegar a la institución, está sensación aumenta. Durante el día la gente se pone al día, pero crece su sensación y antes de checar concluye, " esto ya no es lo mío" Esa noche en la casa le cuenta a su mujer, pero ella lo miro como bicho raro, aunque desde hacía semanas también pensó que no se había dado cuenta que durmió con un desconocido los últimos 10 años de los 15 que tenían casados. Las cuentas se acumularon. La pareja habla de qué elegir pagar primero. Ella mueve la cabeza en señal de negativa y antes de que llegue a la cocina se escucha, " impago" Mucha gente se aglomer

  “Si entendiéramos, que cuando dejamos de esperar lo que buscamos, sólo estamos contribuyendo a que ocurra, dejaríamos de perder el tiempo "                                Karl se queja continuamente de la situación, Marla que vive con él hace veinte cinco años, está hablando por teléfono con su hermana cuando escucha el portazo. Karl entra diciendo lo mismo otra vez, ella no le presta atención y sigue en su conversación. Su interlocutora no hace ninguna pregunta, ambas mujeres se ponen al día en los acontecimientos de los últimos días. Marla finalmente termina la conversación y entra en la cocina, Karl con cara de disgusto se acerca al refrigerador y hace una larga parada. Marla sigue sin prestar atención. Finalmente, el hombre grita, hace una escena, Marla lo mira detenidamente, sigue en su quehacer. Esta escena es común para la mujer, conoce a su marido, comenta en una entrevista. Si le hubiera prestado mucha atención ya se hubiera divorciado. Lo entiendo, pero no alimenta sus