MARTHA MARTINEZ FACILITADORA DE HERRAMIENTAS DE AUTOAYUDA

" si no quieres mojarte, no salgas sin paragua "  Un hombre compra un terreno, siembra una semilla de una flor que es muy costosa, se vende muy bien en el mercado, pero esta es muy delicada, se da una vez al año y no siempre se da. Después de pasar cierto tiempo, el hombre va al campo a ver si la semilla germinó. La planta empieza a crecer pero la flor no aparece.  Cada día el hombre regresa al campo, los otros campesinos, murmuran entre ellos, que no creen que la mata “eche” flor. Pero cada día, el hombre regresa al campo, contento, pensando que encontrará la flor, se queda un rato contemplando y regresa mejor que cuando salió. Un día lo detiene un vecino, curioso por la actitud del hombre. “vecino, hay algo que me inquieta. Desde hace meses va al campo esperando que salgan las flores, sale contento, se queda un rato por allá y regresa más contento, aunque no encontró las flores. No se molesta usted de haber invertido y no obtener lo que buscaba.” El hombre lo mira

Las conexiones karmaticas o karmicas representan una forma de empatía entre personas con las cuales nos sentimos familiarizados en forma inmediata. Esta empatía se manifiesta así por el sentido de pertenencia con esas personas. El propósito de estos encuentros, relaciones, puede ser para desarrollar cualidades y otros beneficios espirituales y materiales que más necesitamos en el tiempo que ocurren. Estos beneficios son comúnmente necesarios para resolver aquellos patrones o situaciones que impiden nuestro crecimiento espiritual o para para desarrollar más aquellos que lo estimulan y también pueden ser para que tengamos una ganancia o pérdida de un aspecto material que sea necesaria para nuestra evolución espiritual. Nos estamos refiriendo aquí a patrones comunes: abandono, manipulación, abuso, luchas por poder, amor, odio, envidia, celos, intimidad, rechazo, decepción. Esas son las situaciones por las cuáles aprendemos y de las cuáles, para mejor o peor, depende nuestro desa

Si entendiéramos, que cuando dejamos de esperar lo que buscamos, sólo estamos contribuyendo a que ocurra, dejaríamos de perder el tiempo " Karl se queja continuamente de la situación, Marla que vive con él hace veinte cinco años, está hablando por teléfono con su hermana cuando escucha el portazo. Karl entra diciendo lo mismo otra vez, ella no le presta atención y sigue en su conversación. Su interlocutora no hace ninguna pregunta, ambas mujeres se ponen al día en los acontecimientos de los últimos días. Marla finalmente termina la conversación y entra en la cocina, Karl con cara de disgusto se acerca al refrigerador y hace una larga parada, Marla sigue sin prestar atención. Finalmente el hombre grita, hace una escena, Marla lo mira detenidamente, sigue en su quehacer. Esta escena es común para la mujer, conoce a su marido, comenta en una entrevista, si le hubiera prestado mucha atención ya se hubiera divorciado. Lo entiendo pero no alimenta sus argumentos, ella sa