MARTHA MARTINEZ FACILITADORA DE HERRAMIENTAS DE AUTOAYUDA

PROGRAMA DE AGRESION VERBAL Quiero comenzar el artículo de esta semana contando una historia. Emperatriz es una chica como cualquiera que habita este mundo. En sus años de juventud, aunque aún debe serlo, se dejó llevar por el espejismo de ir en búsqueda de sus sueños. Oriunda de su natal Maracaibo, cuando la conocí hace nueve años, reflejaba el orgullo de quienes ostentan ser hijos de la tierra marabina. Empezaba a trabajar consultando con las cartas, me preguntaba qué era lo que una persona letrada como yo hacía leyendo el destino a otros por consejo de alguien que decía que tenía que desarrollar no sé qué. Ese día como todos los anteriores luchaba por comprobar que todo lo que decían que yo era, no fuese verdad. En ese contexto llegó esta chica, acompañada de un hombre viejo y desgarbado. Después que le leí las cartas, ella lanzó un suspiro al aire, y dijo, “cree que voy a conocer a alguien donde estoy que me saque de ahí, una señora que me leyó el tabaco en Maracaibo me lo dijo” le

NECESIDAD DE TENER CONTROL La zona de comodidad es aquel espacio delimitado por cada uno, que nos proporciona la seguridad de poder conservar el control que necesitamos tener. La zona de comodidad no significa que proporcione comodidad, desde el concepto, sino que esta comodidad son aquellos elementos que le generen a la persona confianza, por ser conocidos por ella, aunque incluso disten mucho de proporcionar bienestar. Esta zona de comodidad va a variar de acuerdo a la personalidad, la perspectiva que se tenga de la vida, pero siempre las personas trataran de mantenerse en sus zonas de comodidad. Las razones por las cuales se crean estos espacios es con la finalidad de auto proporcionarse un determinado grado de control que de la idea de seguridad. Los criterios que se usan para crear este espacio son variados y están sustentados en las distintas creencias que tenga cada quien dependiendo de los esquemas familiares, religiosos, culturales, raciales, etc. Esta zona de comodidad se va

LA VIOLENCIA, SER O NO SER. Los escritos que hago semanal son producto de lo que vea en el día a día, de ahí surge un título y luego lo desarrollo. Me encanta observar, esto me da la capacidad de crear mis historias, lo que yo considero, la forma como veo al mundo. Quiero comenzar mi historia con un hecho de lo cual fui testigo. Encontrándome en caracas, iba con una amiga en el transito cotidiano de la ciudad, que he perdido la costumbre porque vivo en un lugar menos transitado, ella se distrajo y chocó, algo que puede ser muy rutinario en la ciudad. Fue todo muy rápido, el asunto, es que yo esperaba que del otro carro saliera alguien convertido en un troglodita, le mencionara la madre, le dijera otro montón de improperios más, luego se pusiera difícil y estaríamos ahí por lo menos dos horas. Cuál fue mi asombro, ciertamente se bajó un hombre joven, sumamente preocupado por el destino de los ocupantes del carro que lo había chocado, mi amiga intentaba decirle que lo lamentaba que sabía

LA ENFERMEDAD COMO PROCESO DE SANACION “Tomar consciencia de quien soy y de la transformación que se está produciendo en mí resulta siempre excitante cuando lo que descubro con relación a mí y frente a los demás es positivo y hermoso. ¿Qué sucede cuando los descubrimientos que resultan de un andar personal, el que sea, me llevan a ver aspectos ocultos de mi persona y cuando implican que me vuelva consciente de las dolencias y enfermedades que me sucedieron o que probablemente hubiesen tenido lugar en el interior de mi cuerpo? Pues bien, es lo que sucedió a lo largo de estos dos últimos años cuando comprendí que las enfermedades se habían sutilmente instalado a causa de emociones mal administradas y que, aprendiendo a volver a armonizar este torbellino de emociones de toda clase que me habitaban, podía tener el poder de curación sobre cualquier dolencia o cualquier enfermedad que había dejado instalarse como rey y dueño en mi Templo de Carne. Naturalmente, la responsabilidad que acepté