UN DIA A LA VEZ
Cierta vez llega un joven de occidente a una ciudad de oriente buscando la sabiduría. Tal vez pensó que con sólo llegar la encontraría. Tuvo que recorrer una gran distancia hasta dar con un anciano que según le dijeron, era un gran sabio. Al llegar al hombre, llevaba una gran expectativa pero cuando lo vio a parte de la gran emoción que sintió también sintió un gran desconcierto porque no vio en él lo que esperaba. El primer día no hubo comunicación, el hombre lo vio y siguió de largo, él pensó: los eruditos son así. El segundo día pasó algo más o menos similar y así transcurrieron muchos días. Con el pasar de los días, el hombre llegó a albergar mucha frustración, trató de darse una explicación haciendo diversas conjeturas mentales ante tal actitud que no comprendía y decide tomar la iniciativa de preguntarle al hombre lo que él vino a aprender. Se le acercó, intentó hacerse comprender entre lo poco que había aprendido de su idioma, este lo observó, siguió fumando su pipa, sonrió