MARTHA MARTINEZ FACILITADORA DE HERRAMIENTAS DE AUTOAYUDA

MI PROPIO CAMINO A SANTIAGO… Cuando comencé a trabajar en librerías que promovían el autodesarrollo, conocí la existencia del camino a Santiago y en aquella época me llamó mucha la atención. Empecé a buscar respuestas transcendentales a una edad muy temprana por vivir con una elevada percepción extrasensorial que me generaba muchísimas perturbaciones desde los cinco años. Cuando supe que existía un viaje que hacían las personas con una finalidad espiritual tuve mucha ansiedad por experimentarlo, sin embargo, mis recursos estaban lejos de poder llevarme así que en determinado momento me quedé tranquila. Después de ese momento cuando se me presentaban las perturbaciones y buscaba respuestas, volvía a pensar en el camino de Santiago de Compostela y la posibilidad de encontrar soluciones a las perturbaciones que padecía desde muy niña. Reflexionando sobre los cambios que ha dado mis circunstancias los últimos tres meses, pensé otra vez en el camino de Compostela pero de una forma diferent

BESANDO SAPOS HASTA ENCONTRAR AL PRINCIPE Érase una vez una princesa que cansada de esperar a su príncipe azul fue a buscar ayuda de una adivina. La adivina le dijo que ella iba a encontrar el amor después de besar a cien sapos. Se fue a su castillo y estuvo toda la noche pensando en lo que le había dicho la adivina, el sólo hecho de imaginárselo, le causaba repugnancia. Después de muchos días de dudas y sobre todo de años esperando a su príncipe, se lanzó a la aventura. Empezó besando los sapos que aparecían a su alrededor, luego se dio cuenta que ya no había más ninguno así que se aventuró a salir de su castillo y fue besando lo sapos que conseguía por el camino. Para no volver a besar al mismo, les hacía una marca. Se fue alejando del castillo y no recordaba como regresar, más su deseo de encontrar a su príncipe azul era más intenso que su mayor temor. Cansada de tanto caminar por el mundo, llegó a un pequeño pueblo. Cuando dijo que era una princesa todos se rieron de ella. Tuvo que

EL VUELO DE LA GAVIOTA Había una vez una gaviota, que al igual que el grupo al cual formaba, tenía los mismos hábitos migratorios. Cuando nació no parecía que sobreviviría y por eso creció un poco abandonada del grupo, aunque esto no fue suficiente para romper con el comportamiento. Continuamente pensaba por qué tendría que hacer ese itinerario, a ella no le parecía lógico pues los últimos inviernos, casi no conseguían alimentos y se producían peleas que muchas veces terminaban con otras gaviotas heridas. Otra cosa que también le generaba desacuerdo era que pensaba como sería lo demás. El asunto es que día a día la gaviota tenía más resistencia a seguir a sus hermanas gaviotas. Cierto día, en pleno momento de la migración, se presenta un evento que generó que las gaviotas se dispersaran. Muchas perecieron y otras se perdieron y a los días perecieron también. Pero la gaviota que deseaba hacer un cambio, vio una oportunidad para no seguir el rumbo de todas. Aprovechó la circunstancia y