EL ARTE DE PELEAR EN LA RELACIÓN

Guía-te, el arte de ser tú mismo

Olga y Carmen tienen una relación de 10 años. Ha sido un desafío para ellas, sobre todo porque Carmen antes vivió con un hombre y tuvo hijos que ya son adultos. Creyeron que por ser mujeres los conflictos en la relación serían mínimos, además eran amigas. Los primeros años refieren, fueron los más difíciles. Después de creer conocerse, estaban en desacuerdo en todo. Un día que recuerdan siempre decidieron terminar y fue cuando la relación realmente comenzó. Las discusiones en las relaciones son realmente una oportunidad para liberar la energía reactiva retenida en la dinámica de interacción. Esta siempre va a existir. Es la que permitió el acercamiento pero también es la causante de los conflictos si estos no son bien manejados. Las peleas son realmente un beneficio en la relación sin embargo es posible que muchos teman a los enfrentamientos. También está la expectativa desde un principio que piensan que no van a existir peleas y esto puede causar una desilusión en un principio. ¿cuál es el verdadero motivo de las peleas? ¿Sabías que las peleas no son por lo que crees? Las peleas se producen por la energía reactiva que trae la relación desde antes de conocerse. La mayor parte esta está asociada a los programas del alma que traen las personas y en un porcentaje menor a las experiencias anteriores vividas en esta vida que no fueron solucionadas. Entender esto es el inicio de gestionar el conflicto para superarlo pero también de algo mucho más importante. La razón de estar juntos. Liberar la energía reactiva que arrastramos y sólo existe una manera, viviendo la experiencia. Las peleas son realmente una oportunidad que está escondida en la idea que tenemos de las discusiones antes de que exista un motivo para discutir. La intolerancia para no decir lo que se piensa termina causando los roces que tarde o temprano van a salir en forma de pelea. Pero aquí no está el problema. La energía reactiva va a salir en forma de discusión, conflicto, es discordante. Si hacemos conciencia de la razón de las peleas. Si en vez de discutir por lo que en ese momento nos molesta nos centramos en averiguar, qué está el otro diciéndome a través de su molestia o juntos llegamos al acuerdo de serenarnos y preguntarnos, ¿por qué estamos discutiendo? Llegaríamos a Roma. En fin, en cada discusión hay una oportunidad. ¿La vas a aprovechar?